Burla a las Comunidades Indígenas

–Proyecto de autonomía podrá ser inundado de mociones, cuando solo hacía falta corregir un error material

Resumen de la intervención del Diputado José Merino del Río en el plenario de la Asamblea Legislativa, el día martes 6 de octubre de 2009.

DIPUTADO JOSÉ MERINO DEL RÍO:

Enviar después de un calvario de quince años en este Parlamento una ley como la de “Autonomía de los pueblos indígenas” a una comisión sin plazo refleja una voluntad no explícita, pero si subterránea, de querer archivar ese proyecto.

Es una burla a las comunidades indígenas de nuestra patria, con la que tenemos una deuda histórica contraída, a la que se le han sido conculcados muchos de sus derechos durante centurias y que la sociedad costarricense, los sectores más avanzados y conscientes de esa injusticia histórica nos unimos para tratar de repararla por lo menos mínimamente.

Por eso, ingresó hace mucho tiempo el primer proyecto de una nueva ley indígena en Costa Rica, una ley que ha sido dos veces consultada en los territorios indígenas, supervisado por el Tribunal Supremo de Elecciones, por la Defensoría de los Habitantes, por diputados y diputadas de esta Asamblea Legislativa acatando lo que ordenan los convenios de la OIT sobre las consultas a los pueblos indígenas, que regresó a la Asamblea, que fue sometida a debate, a consultas, que finalmente hubo un dictamen de mayoría de la Comisión de Asuntos Sociales, llegó a este Plenario y cuando estaba lista para votarse se detectó un error material involuntario que fue consultado al Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, porque se trataba de restaurar los recursos que recibe el laboratorio de control de la calidad de los materiales que se usan en las obras de infraestructura nacional, fundamentalmente en carreteras.

Nadie quería eso. El Consejo de la Universidad de Costa Rica, incluso envió la propuesta para corregir ese error material reiterando el apoyo de la Universidad de Costa Rica, igual que el de la Universidad Nacional, de el Tecnológico, de los sectores sociales consultados en este país, de la gran mayoría de los pueblos indígenas de darle un apoyo a esta ley.

Era, entonces, muy sencillo enviar hasta por unas horas a comisión ese proyecto y corregir ese error, pero, lamentablemente, el Partido Liberación Nacional, no sé si con el apoyo de toda su fracción o por lealtad únicamente con su Jefe de Fracción, envió este proyecto a la comisión con plazo indefinido parar permitir, seguramente, que los que están en contra de proyecto lo vuelvan a inundar con mociones, o para que nunca salga de esa comisión, por lo menos, durante los escasos meses que le quedan a esta Administración.

Y uno se pregunta, ¿qué hay en contra de un proyecto de ley que lo que le da a las comunidades indígenas es mayor capacidad de autogestionar su territorio, de defender los recursos naturales que hay en su territorio, mayor defensa de su cultura, el derecho a profesar sus creencias religiosas, sus cosmovisiones, sus cosmogonías, ancladas en milenios y trasladadas de generaciones en generaciones, el respeto al uso de sus lenguas, de sus tradiciones en el uso de sus cultivos, de sus semillas, de su medicina natural? Claro que para algunos que han vivido de mitos, dicen no, pero si los indígenas no existen en Costa Rica.

Algunos quieren invisibilizar bajo el mito de la Suiza centroamericana, quieren invisibilizar a los indígenas, o a los negros, o a los chinos, o a los que es diverso y no responde a un concepto que ellos tienen únicamente de país, y eso es lo que la sociedad progresista de Costa Rica no acepta. Hay interés en enterrar ese proyecto de ley, porque no se le quiere dar a las comunidades indígenas el derecho a la autoadministración, igual que decían el otro día unos radicales de extrema derecha en Estados Unidos que salían a protestar contra Obama, porque creen que un negro no está en capacidad de gobernar en Estados Unidos.

Pues, todavía en Costa Rica hay gente que cree que los indígenas son ciudadanos de segunda o de tercera categoría que no están en capacidad de gestionar sus recursos y quieren invadirlos, como si estuviéramos en tiempos de la conquista, porque los indígenas han tratado de que su tierra no sea depredada y algunos quieren el agua, otros quieren yacimientos que puede haber ahí de minerales o de petróleo, otros quieren apoderarse de sus conocimientos tradicionales del que tienen, de esa sabiduría milenaria que ha encontrado en plantas, en semillas, formas también de cultivo de la tierra, o formas de curar que son tan válidas como la medicina normativa aceptada hoy por la ciencia dominante.

Entonces, aquí hay mucha prisa en aprobar determinado tipo de proyectos, pero, ¿por qué postergar derechos de siglos?, ¿sobre qué valores se postergan?, ¿a qué Dios le están rezando aquí algunos?; ¿sobre qué escala de valores están legislando? Vale más el interés de un inversor extranjero y hay que correr para aprobar la legislación que le favorezca, que los derechos de nuestros pueblos aborígenes. Ahí no hay presión, ahí hay sumisión, pues, yo no lo acepto, igual que no lo aceptan, estoy seguro, decenas de miles de costarricenses.

Los indígenas de nuestra patria no son ciudadanos de segunda categoría, son los primeros pobladores de esta tierra, y yo me siento en deuda también con ellos, porque esta tierra me acogió, como acogió a casi todos a la mayoría de los costarricenses en las diversas migraciones que se han producido históricamente a lo largo del tiempo, y ellos estaban aquí y los hemos ido confinando a determinados territorios, pero no les tratemos de estrangular, reconozcamos sus derechos, sus valores, sus creencias, la diversidad cultural, lingüística, religiosa, étnica, de una patria común que se llama Costa Rica.

Por eso les pido, compañeros y compañeras, que revisemos esa moción y que el proyecto vaya a comisión, pero con un plazo como se había acordado, y para atender una recomendación concreta que es la recomendación de corregir el error material en relación con los fondos presupuestarios de Lanamme.

DIPUTADO JOSE MERINO DEL RIO:

Bueno, insistir, la otra moción era por ocho días, esta es todavía más explicita, tres días para incluir la recomendación del Consejo Universitario y que el proyecto regrese al Plenario, a su lugar, al lugar que ocupa en estos momentos.

Decía que siendo diputado del período 98-2002, también impulsamos esta ley, y ya parecía a punto de votarse. En la Administración anterior se había hecho ya una primera consulta a los territorios indígenas.

Aquí recuerdo que en la Asamblea Legislativa hubo por lo menos diez o quince foros, con representantes de todos los territorios indígenas, entonces el Gobierno de don Miguel Ángel Rodríguez se había manifestado inicialmente a favor del proyecto, era diputado conmigo entonces, don Abel Pacheco, que defendió el proyecto y se comprometió, cuando llegó al Gobierno uno de sus primeros compromisos fue trabajar para que esa ley fuera una realidad, y todo ha sido una burla.

¿Cómo quieren que el pueblo de Costa Rica no le vaya perdiendo credibilidad a eso que llaman política o políticos? ¿Cómo podemos después lamentarnos de que sectores importantes de nuestra sociedad no estimen la labor de la Asamblea Legislativa o de los gobiernos?

Cuando llego a la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, y le pregunto a mis alumnos, ¿qué es para usted, estar ingresando a la carrera?, ¿para ustedes qué significa la palabra política?, empiezan a colocarle calificativos, chorizos, ladrones, mentirosos, engaños, y son muchachos que están estudiando, que tienen, se supone, una pasión o algún interés por la ciencia política, sin embargo, retoman un sentido común hoy de mucha gente sobre lo que piensan de la política, y digo que es doloroso, porque, obviamente, para mí y para muchos y muchas de los que estamos en la política, la Política, con mayúscula, no solamente es la deliberación pública en busca del bien común, así lo era para los griegos. Los griegos, incluso, no diferenciaban la ética de la política, La palabra política en griego era la unión de la polis, la ciudad, los problemas colectivos de la sociedad y la ética, porque no concebían la política, sino era para una deliberación en conjunto para buscar el bien común, aun a sabiendas que el bien común no contaba para los esclavos, a veces ni para las mujeres, ni para otras clases subordinadas, pero así nació el uso de la palabra política, que ha ido perdiendo cada vez más su significado y su contenido, y quizás, si hay un proyecto de ley en esta corriente legislativa, que es un proyecto cargado de justicia histórica, de justicia social, es esta ley de autonomía de los pueblos indígenas, es esta ley de autonomía de los pueblos indígenas.

Si hay un sector de la comunidad nacional que merezca una reivindicación del estado, de la sociedad costarricense, son los pueblos originarios de Costa Rica. Ahora estábamos cumpliendo un aniversario de la muerte de Pablo Presbere, del caudillo de Talamanca que se levantó con su rebeldía para oponerse a la feroz conquista, porque aquí parece que algunos se olvidan, hay una historia oficial, que aquí no pasó nada, ¡no!, cómo que no pasó nada, se cometieron enormes atropellos e injusticias, y por eso se terminó también ahorcando al símbolo de la resistencia patriótica de los pueblos indígenas, a Pablo Presbere, y fue una lucha incesante, los sectores más humanistas de la sociedad costarricense entendieron esto pronto.

En nombre de ese humanismo se trató de empezar a reivindicar no solo la historia real de los pueblos indígenas, sino evitar que sus derechos se fueran mutilando hasta que desaparecieran como culturas y como pueblos con su propia identidad.

Llegaban las elecciones y algunos políticos se acordaban de los indígenas llevando botellas de guaro a los territorios y llevando la gente a las urnas, pero surgió siempre una nueva conciencia y hoy hay nuevas generaciones que han sabido reconocer la herencia dejada por sus antepasados y que reivindican con orgullo, como lo están haciendo los pueblos indígenas de toda nuestra América.

Los hijos de Tupac Amaru, de Tupac Katari, de Pablo Presbere, de Tecun Uman, de Montezuma, hoy no son pueblos postergados, están levantando la cabeza y diciendo aquí estamos, queremos que nos respeten y queremos, incluso, recuperar parte de los derechos que nos han sido arrebatados. Por eso esta ley dignifica a todo el pueblo de Costa Rica, esta ley dignifica a todos los que sientan que la Declaración Universal de los Derechos Humanos no es solamente para algunas capas de la sociedad; en primer lugar, debe ser para las más urgidas de una legislación que respete sus condiciones de vida y de trabajo y las pueda levantar.

Han venido aquí durante semanas, todavía quedan aquí algunos en las barras con una esperanza, yo sé que también las compañeras y compañeros artesanos que están pidiendo solidaridad también por el derecho al trabajo que también es derecho a la cultura, de que la artesanía nacional no sea relegada a que la artesanía nacional pueda ser mostrada al turismo en sitios honorables y no en frontones que en lugar de ser centros, parecen ser frontones de fusilamiento contra los derechos de los artesanos.

Entonces, compañeras, compañeros indígenas, yo sé que ustedes no van a desfallecer, hay un compromiso de una mayoría de diputadas y diputados que se debe exigir su cumplimiento si es que la palabra y la firma todavía tienen en este país algún significado. Hay algunos que ponen una firma y al día siguiente yo no firmo, quitan la firma, quitan la palabra, parece que no hay honor con los compromisos que se contraen, por eso insistimos en esta moción de revisión para que este proyecto sea enviado con un plazo a la comisión que lo dictaminó y pueda regresar, y que pronto lo podamos votar y podamos ir a tener una verdadera fiesta nacional, una fiesta nacional no solamente en los territorios indígenas de Costa Rica, una fiesta que yo sé que todo ciudadano por el que corra alguna gota de sangre por sus venas de civilidad, de verdadero patriotismo, de compromiso con los que más lo necesitan, también van a celebrar, van a celebrar que podamos pronto legislar a favor de los pueblos indígenas de nuestra patria.

Gracias, señor Presidente.