El Frente Amplio en Congreso

¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?

EL FRENTE AMPLIO EN CONGRESO

José Merino del Río

El próximo 16 de octubre se cumplirán seis años desde la constitución legal de nuestro partido. En verdad nuestra historia hunde sus raíces en las experiencias vividas y heredadas por la diversidad de compañeras y compañeros que nos integramos en el Frente Amplio; militancias y trayectorias políticas, ideológicas, sociales y culturales que desde su pluralidad es posible identificar con las ideas y las luchas de las diversas expresiones de la izquierda política y de los movimientos sociales de matriz emancipadora, anticapitalista y socialista. Somos portadores de diversas tradiciones y experiencias, pero como Frente Amplio inauguramos hace seis años una nueva fase política.

Han sido seis años de intensa actividad fundacional de un proyecto político que desde el principio ha proclamado su compromiso con las diversas resistencias de nuestro pueblo al modelo de capitalismo neliberal que nos domina, y con la urgencia de proponer y de construir alternativas para hacer de Costa Rica un país donde quepamos todas y todos, naturaleza incluida.

En este breve período hemos participado en innumerables luchas presididas por esa gesta patriótica de rechazo al TLC, pasamos a ser un partido con presencia nacional y representación institucional, nos dotamos de un cuerpo de ideas, de planteamientos programáticos y de normas organizativas. Hemos crecido y ha crecido también nuestra responsabilidad.

El tiempo nos ha permitido construir, pero también es nuestro enemigo, en el sentido de que los calendarios de nuestro proceso constitutivo pocas veces los decidimos y los controlamos nosotros, nos son a menudo impuestos por las agendas políticas y electorales de quienes controlan el sistema y lo regulan de acuerdo a sus intereses.

De ahí nació la necesidad de plantearnos la realización de nuestro Primer Congreso. Sin aislarnos de esa realidad que nos invita y obliga a la acción permanente, darnos también el tiempo y los espacios necesarios para reflexionar sobre el proceso de construcción del Frente Amplio, para ordenar críticamente el patrimonio de ideas, luchas, experiencias que hemos acumulado, y mediante esa deliberación colectiva responder dos grandes interrogantes: ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?

Hemos dicho por eso, que para acercarnos a esos objetivos el Congreso debe ser un proceso democrático. La idea de proceso tiene que ver con el tiempo razonable que queremos destinar al Congreso, y con el entendimiento de que no se trata de un evento formal y burocrático, sino parte de un proceso constitutivo permanente que no comienza ni finaliza con la simple celebración de un Congreso. El Congreso si es exitoso debe permitirnos ascender a un punto más alto del que nos encontramos ahora. El método democrático que se base en el estímulo a la participación amplia y efectiva y en la experiencia política y social de la gente, es fundamental para que el proceso de discusión, de organización y de elaboración de propuestas se traduzca en avances sustantivos.

Si definimos la política como una acción colectiva, organizada por determinados principios, que aspira a desplegar las iniciativas para hacer posible lo que en la actualidad está reprimido por el orden dominante, el Congreso debe ser un momento que nos ayude a pensar colectivamente la alternativa como un proceso que contiene: programa, ideas fuerza capaces de fundamentar un proyecto alternativo y camino de propuestas de corto y mediano plazo, que vinculen los objetivos estratégicos de largo plazo al arte de lo posible; organización, para el fortalecimiento de una subjetividad alternativa, a partir del análisis del estado de nuestra propia herramienta política y del desarrollo de sus estructuras, tipo de militancia, alianzas, modos de intervención política; movilización, situar la conflictividad sociopolítica nacional, regional e internacional en el centro de nuestras acciones, a partir del análisis ajustado de la correlación de fuerzas en presencia, que fundamente un proyecto de acción para el futuro.

No hay política transformadora sin programa. Una política sin horizonte estratégico, limitada a la gestión de lo cotidiano, está condenada a desaparecer en la funcionalidad del sistema que pretende combatir. Ese programa no es una construcción intelectual impuesta desde arriba, sino una obra colectiva y permanente. Se construye en un diálogo a partir de las preocupaciones y necesidades de la gente, enriquecido con la experiencia histórica acumulada aquí y en otras latitudes. No se elabora en una oficina, ni tampoco es hijo de la mera espontaneidad. El debate programático del Congreso debe ayudar a canalizar las demandas diarias e inmediatas de la gente, con la visión de país alternativo. Una propuesta inicial, plasmada en un primer documento que inspire y problematice, debe ayudarnos a provocar el encuentro y el debate.

Una fuerza política con vocación transformadora no es sólo, ni fundamentalmente, una institución, una organización técnica y sus correspondientes aparatos, sino un movimiento en el que encarna una proyecto de lucha, que ayuda a surgir y a vertebrar un bloque social activo con capacidad de hegemonía. ¿A qué debe parecerse el partido, la fuerza política, el movimiento revolucionario que deseamos? Estamos en el Frente Amplio, porque entendemos la necesidad de una intervención organizacional estratégicamente continuada y consciente. Apreciamos la espontaneidad y creemos que lo esencial en todo proceso político emancipador es el empuje y la lucha que viene de abajo, pero ni descalificamos ni subestimamos la importancia de la conciencia revolucionaria acumulada, ni las exigencias organizativas de una acción política seria. El debate congresual puede y debe ayudarnos a mejorar nuestro instrumento organizativo, ¿ qué podemos hacer para tener más peso e influencia, más claridad de objetivos, más capacidad para actuar como agentes catalizadores de las luchas , de las convergencias y de la unidad? Examinar el camino recorrido, el partido que tenemos y el que podemos y queremos construir, es otro eje de la reflexión y debate a que nos invita el Congreso. ¿Qué podemos esperar? Tener al menos un instrumento político con mayor capacidad que el que tenemos hoy.

Necesitamos también un buen análisis de la coyuntura . Implica que hagamos colectiva y organizadamente un inventario lo más completo posible de los elementos y circunstancias políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, tanto de carácter nacional como regional y mundial, que nos pueda informar lo mejor posible de la determinaciones de esa coyuntura en presencia, para actuar dentro de ella. Pensar la coyuntura como un problema político, para comprender como fuerza organizada los objetivos que se desprenden del análisis, los problemas políticos que se plantean, las tareas prácticas que se iluminan, la conexión entre lo que es ocasional y lo que es orgánico.¿ En qué fase política nos encontramos? ¿ Cuál es la naturaleza, el significado, la profundidad de la crisis? ¿ Revela la crisis de coyuntura una crisis orgánica, sistémica, con qué intensidad y consecuencias? El debate de estos meses de Congreso debe significar para el Frente Amplio, un paso adelante en nuestra capacidad de pensar integralmente la lucha política y social, la resistencia y la alternativa, la diversidad y el pluralismo y la urgencia de unidad y de articulación.

El Congreso no se desarrollará entre cuatro paredes ni en frío, tampoco aspiramos a celebrarlo en solitario.

Si hemos hablado del tiempo como una necesidad de ser nosotros mismos dueños del calendario y de la agenda que proponemos, no menos importante es el espacio. Hemos dicho que queremos un Congreso abierto, en un debate abierto para un partido abierto, con una metodología que nos eduque en las prácticas deliberativas, que nos haga crecer en conocimiento y capacidades, en la construcción de consensos desde el reconocimiento y el respeto de las diferencias y de las discrepancias. El Congreso debe vivir allí donde vive la gente interesada en participar en esta iniciativa. Tiene que llegar a los diversos espacios donde la gente habita, trabaja, estudia, lucha, se organiza; necesitamos ese mapa de la geografía política y social del país, para que el proceso democrático sea también realidad territorial y sectorialmente. Un proceso que lejos de apartarnos de las luchas, nos ayude a comprenderlas y a acompañarlas mejor, un Congreso que aspire a desenvolverse al calor de las múltiples resistencias y movilizaciones que se libran hoy en el país.

Es un Congreso del Frente Amplio al que estamos convocando lógicamente a nuestra militancia. Una militancia muy diversa, que se identifica o se acerca al Frente Amplio desde una pluralidad de convicciones, sentimientos, emociones, solidaridades, simpatías. Militantes, amigos, simpatizantes…no hay fronteras que delimiten el ancho y diverso colectivo social frenteamplista. Queremos que todas y todos se sientan convocadas. Pero tenemos también la ambición y la ilusión de ir más allá, para decirle a toda la gente progresista y decente del país que nos sentiríamos muy honrados si nos acompañan en este proceso. Si nos ayudaran con sus ideas, sus propuestas, sus críticas, a enriquecer nuestras tareas y a esclarecer nuestros desafíos. Al fin y al cabo, y finalmente, se trata de encontrarnos para ver qué podemos hacer juntos. El Frente Amplio no es un fin en sí mismo, quiere ser una herramienta que sirva para la emancipación, y sabemos que sólo habrá emancipación cuando las mayorías que padecemos la explotación, la humillación, la discriminación, cualquier tipo de opresión, y que somos capaces de indignarnos, también seamos capaces de marchar unidos. Entonces los sueños de hoy serán posibles mañana.

No podemos anticipar los resultados, pero aunque fueran pocos, si son sólidos y buenos los avances que tengamos con el Congreso, habrá merecido la pena el esfuerzo que vamos a iniciar. Tenemos ilusión y un plan inicial para el arranque, que como todo buen plan no es un dogma, es una guía para la acción. El mismo proceso, sin olvidar los objetivos, nos irá dando las pistas para una marcha que será de todos modos larga.