LA SOLUCION IMPERIAL PARA LA CRISIS ECONOMICA

Una visión desde la economía política

MSc. Sergio Reuben Soto
Profesor Escuela de Sociología

Un tema reciente de discusión en los círculos económicos de los EUA, es la estrategia con que la administración Bush y particularmente la Reserva Federal (FED) están enfrentando la crisis financiera, y la forma que intentan aislarla para reducir al mínimo el contagio del resto de la economía.

La crítica principal que se le hace a la estrategia oficial es el haber escogido el camino del aprovechamiento de la posición hegemónica y dominante que tiene la economía norteamericana en la economía mundial y la utilización inescrupulosa de la posición privilegiada del dólar en el sistema monetario internacional.

Las medidas de dinero fácil y barato de la FED (con un monto dispuesto para los agentes financieros y que ronda ya casi el ½ millón de millones de dólares, sin contar la baja en 3 puntos porcentuales de la tasa de interés), han hecho que la burbuja financiera inflada con miles de millones de dólares sobre el valor real de los activos, en lugar de desinflarse buscando el valor de estos, se mantenga inflada; en un dramático intento de desinflado con chiflido en vez de estallido.

Pero esta estrategia, que para algunos podría tener sentido; diferir las pérdidas en el tiempo con la esperanza de hacer más amable el inevitable trago amargo, tiene por fundamento, por un lado, una esperanza utópica en el sistema; como que pudiera digerirlo haciendo uso de una ampliación de la explotación del trabajador norteamericano como antiácido, y por otro, se asienta en la posición dominante de la economía norteamericana; con acuerdos comerciales a medida con innumerables países en vías de desarrollo, y la condición de privilegio del dólar como moneda única del sistema económico internacional.

Sostienen algunos analistas que el curso seguido por la administración Bush y la FED de Bernanke atenta en el largo plazo con la posición hegemónica de los Estados Unidos. Por un lado abre el frente interno, creando inestabilidad entre las clases trabajadoras y asalariadas, al debilitar sus condiciones de bienestar, y con ello, repudia la histórica alianza obrero-patronal que hizo posible la inmensa acumulación de capital llevada a cabo por ese país, conduciéndolo a la posición que hoy ostenta. Pero también abre un enfrentamiento con la comunidad económica internacional.

El traslado de los costos de la crisis hipotecaria (y el de sus efectos colaterales) a la economía internacional vía Tratados de Libre Comercio a la medida y la inundación de las plazas monetarias con dólares, tensa las relaciones comerciales con sus socios y estresa todo el comercio mundial, mientras hace perder la confianza en el valor de la moneda internacional. Al optar por una solución imperial, la administración actual de los Estados Unidos pone en peligro a los sistemas comercial y monetario internacionales, generando una crisis de grandes proporciones en el sistema económico mundial.

La potencia económica y militar que garantizaba una organización internacional de comercio, que respondía por el flujo e inversión de capitales y determinaba un estado de pax mundi, está deslegitimando, con la forma en que busca resolver su crisis interna, su posición hegemónica, y con ello pone en riesgo toda la estructura de convivencia internacional de la segunda post guerra.

Es, basados en este análisis sustantivo, que pensamos que nuestro país no puede seguir con la política ingenua de la actual administración Arias (y de la mayoría de las administraciones anteriores) de que lo que es bueno para los EUA es bueno para Costa Rica. El momento que ha adquirido el proceso de articulación económica y política de Sur América, el desarrollo de la Comunidad Europea , el nuevo peso económico y político de China, y la alta integración de las economías de los cinco continentes, hacen que lo que antes aparecía como una alianza estratégicamente ine­vitable aparezca ahora como una alternativa inconveniente y contraria a los intereses históricos del pueblo costarricense.

Nuestra burguesía es pragmática hasta el tuétano, lo ha demostrado en toda su corta historia, y ha recibido réditos por ello. La política de estado que requiere un aprovechamiento social económico y político de las nuevas circunstancias mundiales y un distanciamiento de las posturas imperiales norteamericanas, no puede llevarla a cabo la administración Arias, ni una coalición de los partidos que representen los intereses de los sectores hasta ahora hegemónicos. El pragmatismo no puede salirse del modelo que conoce.

La nueva política económica, social e internacional se está perfilando como resultado de un análisis más complejo, imaginativo y desprejuiciado de la condiciones de la crisis del capitalismo, de su gendarme internacional y de los nuevos movimientos sociales que están demandando nuevas formas de representación en el ejercicio del poder público y de participación en la distribución del excedente social.