LECCIONES DE LA CRISIS DEL 29 PARA LA CRISIS DEL 19

La crisis económica actual no es idéntica a las sufridas en el mundo nueves décadas atrás, debido principalmente al origen y carácter vírico de la actual: a diferencia el origen bélico o especulativo de otras crisis, hoy las sociedades y gobiernos se han visto obligadas a acelerar e incluso provocar la recesión actual para frenar el contagio masivo de virus letal y así ganar tiempo para que los sistemas de salud puedan prepararse para enfrentar la pandemia, situación que se extenderá en mayor o menor medida hasta que la transmisión global se contenga y una eventual vacuna esté disponible y sea accesible para la masa poblacional. No obstante, los efectos socio-económicos de las dos grandes recesiones y sus posibles respuestas giran esencialmente sobre los mismos ámbitos. 

La Gran Depresión se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de valores de Nueva York el en octubre de 1929, y rápidamente se trasladó a todas las economías y sociedades adscritas al mercado estadounidense. La crisis implicó la caída de las rentas nacionales, los ingresos fiscales, y la mayoría de precios. El comercio internacional descendió un 50-75% y el desempleo en algunos países alcanzó el 33% y no perdonó economías industrializadas ni agrícolas, como la costarricense de aquel entonces.

En Costa Rica muchos de los efectos de la crisis del 29 no se sintieron y midieron hasta años más tardes. Hasta 1931 el país logró compensar la caída en el precio del café aumentando su producción, pero finalmente también esta industria colapsó junto con el banano y cacao, una noticia de la época reportó mil ochocientos acres de banano abandonado por la UFCO al no poder colocar el producto en los mercados.

En 1932 el Congreso ordenó levantar un censo de los pobladores que habían quedado sin trabajo por la crisis que sufría la economía costarricense como una medida urgente para medir los daños. El coeficiente de desocupación se estimó en 16 por cada mil habitantes y Heredia (dependiente del café) fue la provincia con mayor desocupación con una tasa de 49.4.

Hoy contamos con herramientas más idóneas y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) reveló que la tasa de desempleo en Costa Rica fue de 12.5% (y 16% para las mujeres) en el primer trimestre del 2020, punto de partida para comparar el antes y después de los efectos de la pandemia en el empleo para el segundo trimestre del año. Otras mediciones más rápidas, como la cantidad de solicitudes del Bono Acceder o de reducción de jornadas, podrían no ser confiables, por dejar por fuera empresas que cerraron sin reportar ante el MTSS y a quienes aunque desempleados, por distintos motivos no han podido solicitar del bono.

El carácter mundial de las grandes recesiones provoca la contracción de los mercados por la pérdida de demanda en los mercados afectados, lo que obliga a los estados a buscar nuevas fuentes fiscales y a los productores a encontrar nuevos compradores. Los principales canales que alimentaban al fisco nacional en el 29 eran los impuestos aduaneros sobre importaciones y exportaciones y la Fábrica Nacional de Licores. Ambos cayeron con la crisis. El Gobierno procedió a decretar impuestos al café, la gasolina, los cigarrillos y las bebidas (no solo alcohólicas), retrasar pagos y realizar reorganizaciones profundas en el Estado, medidas diversas que por dogmatismos ideológicos hoy no han sido casi consideradas.

Pero la crisis del 29 también dio pie a que se decretaran moratorias para los deudores de los bancos, exonerando de multas los impuestos y bajando los intereses, poniendo en práctica medidas protectoras aduaneras, créditos en tasas especiales para los agricultores y se mantuvieron las obras públicas de infraestructura productiva, como caminos y puentes, propuestas que sí parecen estarse explorando en nuestra crisis actual.

En un tercer término se tomaron medidas, en su momento radicales y que tuvieron largo alcance. En 1934 se dictó la ley que creó las comisiones de salarios mínimos, la creación de colonias agrícolas en las tierras baldías del Estado, intervención estatal en materia de precios y salarios, regulación estatal de las relaciones obrero-patronales, establecimiento de la jornada máxima de trabajo en ocho horas y una serie de medidas socio-económicas para distribuir el golpe económico evitar que la carga de la crisis se empecinara particularmente en la clase trabajadora. En particular la jornada reducida, sin rebajo de salario, tuvo un efecto directo en la atención del desempleo y la pobreza.

Los cafetaleros del 29 además buscaron nuevos mercados donde la crisis habría generado una menor afectación o permitido una recuperación más pronta. La lección está en direccionar pronto nuestros programas de exportación a los mercados internacionales con tasas de recuperación más rápida, hoy ubicados en el pacífico: China, Singapur, Corea del Sur, Nueva Zelanda, pudiendo además diversificar socios y reemplazar a otros exportadores similares que por la crisis se han visto impedidos para retomar su rol en las cadenas productivas.

La identificación de nuevos socios comerciales en crisis del siglo pasado llevó también a revisar las relaciones económicas y carga de la crisis entre los sectores productivos que ya estaban establecidos como el café y la caña. Así surgieron en la década de los 30 el Instituto de Defensa del Café y la Junta de Protección de la Industria de la Caña para examinar, balancear e incluso democratizar las relaciones de poder entre exportadores, beneficiadores y productores. La industria del banano no corrió la misma suerte y de una forma u otra siguió bajo la sombra de la United Fruit Company.

Hoy China ha controlado el virus dentro de sus fronteras, pero ahora el país enfrenta una crisis la escasez de alimentos. La provincia de Hubei, el epicentro del brote, también es el principal productor de fertilizantes del país, y las fábricas han luchado por reabrir. Una estimación reciente colocó el déficit en la producción de fertilizantes en 40% y lo mismo sucede con el alimento para ganado y para el consumo doméstico.

Como se deduce de lo anterior, la crisis económica del 29 provocó el incremento de la intervención del Estado orientada hacia tres grandes objetivos: solventar la insolvencia y falta de liquidez en el mercado nacional, atenuar el desempleo y solucionar merma de los ingresos fiscales. Estas siguen siendo lecciones y objetivos válidos para la actual crisis.

  • Egresado en Derecho por la Universidad de Costa Rica y asesor estratégico en el Instituto Nacional de las Mujeres.