Suma de crisis sin respuesta del Gobierno

José Merino del Río
Diputado del Frente Amplio

La Asamblea Legislativa ha aprobado una modificación a la “Ley de Presupuesto Ordinario y Extraordinario de la República para el Ejercicio Económico 2008, conjuntamente con el Segundo Presupuesto Extraordinario de la República cuyo objetivo, según el Gobierno, consiste en “…el financiamiento parcial del Plan Nacional de Alimentos que debe financiarse con el Presupuesto Nacional, pues hay una serie de acciones que se llevarán a cabo por parte de otras entidades públicas y que se financiarán con recursos de sus presupuestos institucionales…”

DESCONCIERTO Y PARALISIS DEL GOBIERNO

Vivimos tiempos extraordinarios y efectivamente uno pensaría que ante una situación que se valora internacional y nacionalmente como de crisis, estaríamos discutiendo aquí un presupuesto extraordinario a la altura de ese momento y no un conjunto de autorizaciones de gastos que no son más que pequeños parches mal pegados, producto, algunos, de la improvisación, de ocurrencias. Este presupuesto no refleja que el Gobierno haya tomado conciencia de la situación que estamos enfrentando como país y como sociedad.

Este Parlamento debería estar discutiendo, primero, un diagnóstico que nos muestre lo que hoy está sucediendo en nuestro país, cuál es la realidad que hoy enfrentamos los y las costarricenses y; segundo, qué propuestas sería necesario impulsar en una herramienta fundamental de políticas económicas públicas, como es el presupuesto de la República.

Es decepcionante que se envíe un presupuesto extraordinario, en la coyuntura de crisis que vive el país, como el que nos está presentando el Gobierno de la República. Quizás esto es el reflejo de una situación de desconcierto y de parálisis. Un Gobierno que no reacciona, que pareciera que todo le ha tomado por sorpresa, como si estuviéramos ante la situación de un desastre natural, un terremoto, o un huracán, que no hubiera ninguna posibilidad de previsión y que parece que lo que quiere es salir corriendo para salvar algún mueble de la quema o proponer medidas que no están a la altura, repito, de los retos que tenemos y, sobre todo, de los problemas que tiene nuestra economía, nuestra sociedad y los sectores más vulnerables de la población.

CRISIS FINANCIERA

Estamos ante una crisis que se conjuga en todas las direcciones. En primer lugar, se ha hablado poco de la crisis financiera y de las políticas del Banco Central, políticas no de banda, sino de bandazos, frente a las cuales la sociedad y este Parlamento tenemos pocos elementos, lamentablemente, de control para poder determinar qué es lo que está ocurriendo con estas políticas monetarias y a quién están enriqueciendo, porque no son inocentes, porque esos cambios bruscos que se están dando en la cotización de nuestra moneda en relación al dólar están llenando los bolsillos de algunos y vaciando los bolsillos de otros y no se le da al país ninguna explicación ni los economistas comprenden lo que está sucediendo.

A lo más que se atreven algunos, que se califican de expertos, es a señalar que vivimos una enorme incertidumbre y que las fuerzas productivas y económicas no saben a qué atenerse con la política errática de las autoridades monetarias del país. A lo mejor no son tan erráticas, a lo mejor hay un sector financiero de este país y trasnacional que con cada cambio en la cotización de la moneda está haciendo clavos de oro, no sabemos si con información, a veces, confidencial para unos cuantos.

Crisis financiera que ya se está viendo en la vida del país, que ya está golpeando el proceso inflacionario, el valor real de los salarios a los sectores productivos que producen para el mercado nacional.

CRISIS ALIMENTARIA

En segundo lugar, tenemos una crisis alimentaria, en donde siguen subiendo todos los días los precios de la canasta básica alimentaria de los y las costarricenses. Siguen disparándose los precios de los alimentos y ante esa situación tampoco el Gobierno está presentando alternativas sostenibles con los pocos dineros incorporados en este presupuesto. Esos recursos, una vez analizados, vemos que no obedecen a ninguna estrategia seria para enfrentar la crisis alimentaria. Este Gobierno ni siquiera ha querido reconocer que las políticas que se desarrollaron en los últimos veinte y tantos años en este país, son las que llevaron a la destrucción del tejido productivo de la economía campesina, han sido gravísimos errores, que hoy provocan una afectación mayor a nuestra soberanía alimentaria.

Hoy nadie quiere salir a dar la cara, asumir esa responsabilidad, que tiene nombres y apellidos, de cómo se fue destruyendo no solamente la economía de seguridad alimentaria, sino de cómo se fueron destruyendo también las redes institucionales, que convirtieron en una caricatura al Ministerio de Agricultura; este Gobierno quería cerrar ¾y prácticamente lo dejó en estado de agonía¾ al Consejo Nacional de la Producción; descuartizaron al IDA; liberalizaron nuestro comercio agrario; bajaron más allá de lo que, incluso, pedían los organismos multilaterales los aranceles, para llenar de determinadas importaciones el mercado nacional, mientras arruinaban a los campesinos, a los pequeños y medianos productores agrícolas, que producían para garantizarnos un mínimo de seguridad alimentaria.

Nos llamaban de todo a los que defendíamos que este país no debía abandonar su soberanía alimentaria para seguridad y beneficio de todos y todas las costarricenses. Los mismos que manejan todavía el Banco Central son los que nos llamaban trasnochados, porque Francisco De Paula Gutiérrez es el heredero de las mismas doctrinas y políticas de los anteriores presidentes del Banco Central, y de los que impulsaron desde ahí una política suicida para la agricultura nacional.

Este presupuesto extraordinario indica el Poder Ejecutivo que va destinado a la seguridad alimentaria. Para ello se incorpora una transferencia al Consejo Nacional de Producción (CNP) por ¢2.800 millones, destinados a la reparación de las plantas de Barranca y Liberia para el almacenamiento de semilla y grano comercial, pero no se indica ninguna especificación sobre las condiciones en que se ejecutarán estas obras. Incorpora también ¢278 millones para gastos operativos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, sin embargo, no se incluye una programación física en el proyecto, por lo que se desconoce cuales objetivos o actividades se fortalecerán con estos recursos.

CRISIS ENERGETICA

En tercer lugar, estamos viviendo una crisis energética, en donde, efectivamente, hay muchas razones de carácter internacional, está claro, no somos un país productor de petróleo, tenemos que importar el combustible. Esta crisis no empezó ayer, ni antes de ayer, se viene gestando desde hace muchos años, precisamente por eso es que esperaríamos que el Gobierno tuviera un plan alternativo, proponiendo otro modelo energético, algunas medidas de corto plazo, otras de mediano y de largo plazo, porque hay que tener cambios, algunos son difíciles porque son estructurales, otros son cambios culturales, de mentalidad, de cómo se usa la energía, otros son problemas de ahorro. Esperaríamos tener un país comprometido con una política nacional energética, uso progresivo de energías renovables, etcétera, tal y como lo están haciendo en otros países.

Pero pareciera que el precio del petróleo en nuestro país, como que es un problema que se dio de la noche a la mañana, como una tormenta inesperada al amanecer. No hay respuestas, incluso todavía no sabemos qué nos va a plantear el Ministro de Hacienda, qué paquete nos va a traer, porque lo único que se le ha ocurrido al Gobierno en esto es quitar impuestos de aquí y aumentarlos en otro lado. Bueno, pero cómo vamos a hacer, si se le va a quitar el impuesto al diésel, si se va a descartar ponérselo a la gasolina, quién va a pagar el costo fiscal de ciento veinte mil o ciento treinta mil millones de colones que dejarían de entrar a las arcas públicas, quién lo va a pagar.

Pero, repito, las medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo ante la crisis energética son de la misma naturaleza que las medidas ante la crisis financiera o la crisis alimentaria ¿Ocurrencias? Algunas buenas ocurrencias, pero parches en general, la mayoría mal pegados, algunos bien pegados, pero no son parte de una estrategia que convoque al país, por ejemplo, a un diálogo nacional para establecer los consensos, que siempre son necesarios en una sociedad democrática, y que son inaplazables en una situación de crisis.

¿Dónde están las respuestas del Gobierno a la crisis financiera? ¿Dónde están las respuestas a la crisis alimentaria y a la crisis energética? Realmente, si exceptuamos el ingreso a PETROCARIBE, que esperemos que se dé pronto, es la única medida concreta y real que ha podido adoptar el Gobierno frente a la crisis energética, y gracias ¾porque hay que reconocerlo¾ a la solidaridad de un Gobierno con un sentido latinoamericanista, como el de Venezuela.

Algunos están tragando grueso, pero esa es la verdad. Me lo dijo el presidente Arias en Casa Presidencial: “Hay que reconocer que Venezuela es el único productor petrolero que está dando una señal de solidaridad” ¿Por qué no la dan los mexicanos? ¿Por qué no la da el Gobierno de los Estados Unidos? ¿Por qué no la dan los países productores árabes? No dan nada en un mundo egoísta, en donde lo que tenemos es la crisis de una globalización egoísta insolidaria. Todos están a ver qué le quitan al otro.

CRISIS AMBIENTAL

En cuarto lugar, vivimos una crisis ambiental, porque no solamente es el problema planetario, donde el mundo ya se ha dado cuenta de que no aguanta este modelo de explotación de los recursos naturales, esta filosofía de ver a la naturaleza como algo externo a la condición humana, que puede ser objeto de unas prácticas predatorias cada día más intensas y más salvajes.

Existe el calentamiento global, pero también es la crisis que se refleja en cada país, en donde tenemos crisis en el uso del agua, tendencias a convertir el agua en un negocio privado, en quitarle la prioridad del uso humano, dedicarlo a otro tipo de proyectos. Hoy se proponen entrar a los parques nacionales, algunos dicen que solo se autorice al ICE para producir energía geotérmica, pero eso es mentira, pues ¿quién va a prohibir que un privado entre también a desarrollar proyectos geotérmicos o de otra naturaleza en parques nacionales, con el Tratado de Libre Comercio con U.S.A. vigente?

Este país es muy frágil, tenemos unos ecosistemas de un enorme potencial, pero también de una enorme vulnerabilidad. Veamos lo que está pasando en toda la zona de Limón, en toda la zona de Guanacaste, las consecuencias indeseadas de un determinado estilo de crecimiento. Piñeras que están envenenando los ríos, destruyendo la fauna, envenenando a la gente. Ya en muchas zonas de Limón la gente no puede tomar agua de la tubería con garantía de que no se van a enfermar, de que no les están envenenando.

Estamos presenciando un uso salvaje de las costas, expropiación de hecho de grandes zonas de las costas, para el no uso de los costarricenses y ahora el proyectito este de marinas, para entregar doscientos veinte kilómetros de nuestras costas, sin estudios de impacto ambiental, dicen que los harán a posteriori, como que aquí en este país nos estuviéramos chupando el dedo, a ver quién le va a quitar a un inversor extranjero una concesión después de que la haya obtenido sin estudios.

Aquí no hay paz con la naturaleza, podemos presentar una lista de lo que este Gobierno está haciendo, pero de manera predatoria y no de manera precautoria, con muchos de los recursos naturales de nuestro país.

CRISIS DE SEGURIDAD CIUDADANA

¿Acaso, compatriotas, sienten ustedes que estoy exagerando si les hablo también de que hay crisis de seguridad ciudadana? No es cierto, como defendemos en el marco de un Estado de derecho, que la gente tenga garantías de vivir en un país cívico. Vivimos en un Estado que no permite que los niños y niñas jueguen en las calles. La calle debe ser para nuestra niñez el lugar donde van a jugar, pero ni eso pueden hacer. Ni la gente puede pasear en la calle, hoy vivimos con el miedo metido hasta el tuétano de los huesos, las casas convertidas en pequeñas cárceles.

CRISIS MORAL

Y, algunos cuando van sumando estas crisis, hablan de una crisis civilizatoria, porque en el trasfondo de todas éstas, hay una crisis moral, el caso más patético en nuestro país, y no importa la magnitud, es el hecho que sustenta que dinero que se pide y se debe destinar para ayudar a los pobres se convierta en una piñata disfrazada de consultorías, porque eso es lo que han estado haciendo aquí con dinero para los pobres, algunos dicen que es muy poco dinero, que hay otras cosas peores.

Claro, el ex presidente don José María Figueres cuando tuvimos la polémica, cuando se robaron el dinero de Asignaciones Familiares y de Compensación Social, decía, pero si apenas es un dos por ciento. Pero, ¿cuánto tiene que ser lo que se roben para que sea corrupción? ¿depende de la cantidad es corrupción? ¿tienen que robarse ¿el diez, el ocho, el veinte por ciento de los recursos del país para que sea corrupción? Nos decía el expresidente Figueres Olsen, solo es un dos, pecado venial. Ahora qué, nos van a decir que solo es un millón y medio de dólares, ¡qué poco es!, si en otros lugares probablemente se estén metiendo más dinero a los bolsillos.

Ese es el síntoma de degradación moral y de cinismo, y no lo digo desde un púlpito moralista, porque si hay un discurso que le ha hecho daño a esta democracia es el discurso de la moralina barata, de vulgata moral, los sepulcros blanqueados.

Este es un síntoma de cinismo político, que refleja un grado incluso de descomposición “¡Ah, es poco dinero!”, qué importa dárselo; trescientos mil dólares a un grupo de amiguetes, capitalismo de amiguetes, a esa figura, el premio nobel de economía Stiglitz, la llama capitalismo de amiguetes.

Ahí está, tenga usted trescientos mil, tenga usted diez mil, ah, esta gente solidaria quiere ayudar a sus amigos, gente de buen corazón, miren, si dan diez mil dólares claro que no lo dan de su bolsillo y ayudan así a un amigo con problemas, saquémosle diez mil dolarcitos por aquí, al otro veinte mil.

La piñata. Claro la piñata de cumpleaños que no la paga la misma familia, que quieren que la paguemos todos y sale el señor Presidente de la República, seguro recordando algún bolero y dice “envidia” ¿Eso es envidia?, Seguro él piensa que todo el pueblo de Costa Rica, entonces, sería piñatero, que el que no agarre un dulce de la piñata, envidia al que agarró un poquito más. Es un pensamiento muy antiguo, que hunde las raíces en la propia historia de la desigualdad: los que más tienen piensan que los que menos tienen, si protestan, es por envidia. Por eso alguien, de manera un poco cínica, sarcástica, dijo que Marx se equivocaba, que lo que movía a la humanidad no era la lucha de clases, sino la envidia.

La envidia, dice el Presidente. ¿A quién envidiamos compatriotas? ¿A cuál de los consultores? ¿Al de medio millón, al de cuatrocientos mil dólares, a esos que se sacrifican, luchando por la pobreza en hoteles de cinco estrellas protegidos por burbujas de aire acondicionado, y que resulta que cuantos más eventos hacen para combatir la pobreza más pobres hay en este país? Esas son cuestiones muy dolorosas, y todo es significativo. Claro que duele.

Crisis moral también es que una Corte Plena, por un voto de doce a diez exonere a un magistrado, que también seguramente por la crisis económica, ejerce el pluriempleo: un día es magistrado de la Sala Cuarta, otro día, asesor de Casa Presidencial; otro, miembro de un bufete que asesora los casinos.

Claro, el señor Sosto, seguro también es producto de la crisis, de una crisis muy grave, que carcome los pilares de un Estado republicano. Ahora resulta que todo se reduce a relaciones “amistosas”, hoy se elogia la amistad, cuando el Ministro de la Presidencia tutea al magistrado de la Sala Cuarta, “lo que te están haciendo a vos es inconcebible”; o escribe: “Federico Sosto y yo, que hemos puesto la ética tan alta, que hemos puesto un listón tan alto a la ética, no te acuerdas, Federico, con qué escrupulosidad manejamos el memorándum democrático, para que el pueblo, democráticamente, entendiera lo que era el TLC, y hoy nos atacan tan injustamente”. Tenemos un campo pagado que no sabemos quién canceló, si el Ministerio de la Presidencia o quién, de la carta de amistad, en que el Ministro de la Presidencia hasta tutea a un Magistrado de la Sala Cuarta, como si esto fuera un problema de confianza y no la crítica que se está haciendo, porque no quieren aceptar ni enfrentar la polémica que hay en este Parlamento, sobre cuáles deben ser las relaciones entre diversos Poderes de la República, y no sobre lealtades personales o grados de amistad o interpretaciones de conveniencia.

GOBIERNO CON DEUDA PENDIENTE

Hoy el Gobierno sigue con esa deuda pendiente, debe hacer planteamientos serios sobre la crisis alimentaria, la crisis energética, la crisis financiera, la crisis ambiental, la crisis de seguridad ciudadana, y tiene una altísima deuda con la sociedad en cuanto a la corrupción se refiere. ¿Cuánto más tendrá que esperar el pueblo costarricense para ver resurgir de nuevo la decencia, la coherencia y el respeto por parte de sus gobernantes?